jueves, 30 de octubre de 2008

MARIATEGUI. CULTURA Y POLITICA



GUSTAVO ESPINOZA M.

En 1928, el año en el que el país conoció la primera edición de los "7 Ensayos...", se vivían ya los aires que dos años después habrían de producir cambios dramáticos en la vida nacional. El régimen imperante iniciaba su etapa de descomposición, al tiempo que en el escenario mundial soplaban vientos de fronda y las bolsas neoyorquinas lanzaban sus primeras expresiones de crisis.
El gobierno de Leguía no encontraba modo de compatibilizar su política de sometimiento y vasallaje en relación al capital extranjero, con el control sobre una población que crecía en organización y conciencia, y que elevaba su capacidad de lucha porque descubría en cada recodo potencialidades nuevas y también tesoros nuevos, materiales y espirituales, heredados de un pasado de gloria del que tenía, sin embargo, escasa información.
Quizá si, precisamente, uno de los méritos históricos de los "7 Ensayos" fue abrir los ojos a los peruanos para que adquirieran conciencia de patria. Para que tuvieran una idea del reto que implicaba la integración, en una nación en proceso de formación. Para que abordaran los problemas del país partiendo de sus antecedentes histórico-sociales, su cultura originaria y su desarrollo. Para que, en definitiva, tuviéramos, los peruanos, una idea cabal del país en el que habíamos nacido y por cuya transformación radical debíamos luchar poniendo, como lo reclamara el Amauta nuestra sangre en las ideas.
Si quisiéramos tener una visión geométrica de Mariátegui, sus concepciones esenciales, su evolución personal y su aporte al pensamiento peruano, podríamos fácilmente imaginarnos un triángulo equilátero. En la base, su avasallante personalidad, y a los lados dos diagonales que se interceptan: cultura y política. En el imaginario, un conjunto de ideas y conceptos a partir de los cuales fue posible, para El Amauta, crear ideología, pensamiento y acción en una circunstancia en la que la descomposición de la sociedad tradicional planteaba nuevos retos.
Las nuevas generaciones buscaban estar a la altura de las circunstancias y en cierta medida lo estuvieron. De esa etapa de la historia emergieron las quizá más lúcidas inteligencias del siglo XX. Citemos tan sólo, para acompañar a Mariátegui, las de Luis E. Valcárcel y su "Tempestad en los Andes"; Jorge Basadre y su "Historia de la República"; Cesar Vallejo y sus "Poemas Humanos" y ¿por qué no? José María Eguren, ese exquisito poeta a quien Enrique Carrillo describía maestramente como "un hombrecillo pálido, de grandes ojos agarenos y revuelta melena renegrida" y que fuera uno de los autores privilegiados en las páginas de "Amauta".
De Mariátegui, bien podría decirse que fue la fatalidad la que lo condujo a la cultura.
La enfermedad que lo afectó en la infancia y que lo retiró del escenario habitual de los pilluelos de la época, lo ubicó en una modesta cama de la "Maisón de Santé" donde tuvo dos enlaces salvadores: la literatura francesa que conoció a partir de publicaciones que inadvertidamente cayeron en sus manos, y la frecuencia con ancianos galos, enfermos también, que pasaban sus horas conversando con el niño al que narraban sus experiencias y trasmitían sus conocimientos, cultura y vivencias.
De ese modo, en su primera infancia José Carlos tuvo contacto con la cultura, pero también con la lengua francesa. Fue esa, y la italiana, las que dominó, pero no las únicas que usó en su corta pero fecunda vida. El francés, fue para Mariátegui casi un idioma de infancia, y le daría contenido nutriéndolo con la cultura gala y sus exponentes más representativos. Fue, sin duda, esa el cimiento de su formación humana y la base moral que le permitió nutrir su espiritualidad.
Cuando salió de la clínica y afrontó el mundo del trabajo, era un adolescente, pero tenía una consistencia intelectual que no le había sido proporcionado por la escuela, sino por la vida. Hizo uso de ella para afrontar las dificultades que se le perfilaron, pero no abandonó nunca su oficio preferido: pensar
Así, cinceló su espiritualidad, que lo llevaría en sus años mozos a escribir sonetos alejandrinos y crónicas de actividad teatral, su comedia "Las Tapadas", de la que renegaría más tarde, y "La Mariscala", escrita en colaboración con su amigo Abraham Valdelomar con quien integraría también el primer germen serio de cultura nacional: el grupo Colónida.
Acosado, sin embargo, por las premuras de la existencia, debió incursionar en áreas más bien prosaicas del accionar humano, como la hípica. Pero aún así, en la revista "El Turf", publicó cuentos y poemas. Eran los años 15 y 16 del siglo pasado y Mariátegui producía con el seudónimo de Jan Croniquer, lo que recusaría después considerándola parte de su "Edad de piedra". En noviembre de 1924, Mariátegui diría aludiendo a este periodo de su vida y de su creación literaria que él "fue sepultado por mí mismo, sin epitafio y sin tristeza. Y, sobre todo, sin duelo".
No resulta esto óbice, sin embargo, para que rescatemos de esta casi adolescente etapa de su vida, ricas expresiones que reflejan su personalidad.
Luego Mariátegui, como se recuerda, editaría "Nuestra Epoca", presentándola a la manera de la revista "España" de Araquistáin. Doble significado, entonces: una revista de cultura y un reconocimiento a España, una de las fuentes más caracterizadas de la tradición europea.
En 1919, asomaría sin embargo, como un huracán en el escenario peruano, la lucha obrera. Y Mariátegui, arrastrado a ella por su profunda emoción social y por su incipiente conciencia proletaria, toma un puesto de combate que no abandonaría nunca, ni siquiera con su muerte. Y es que, en efecto, hoy podemos decir no sin sorprendernos que donde se levanta una legítima demanda de los trabajadores, asoma segura la sonrisa confiada de Mariátegui, su pensamiento, y su obra que trascienden en la historia.
Después, en octubre de ese año, Mariátegui se vio forzado a emigrar a Europa. Pero viaja al viejo continente, finalmente, en busca de cultura.
Allí, a la sombra del influjo de Henri Barbusse, de Gorki y de Jaurez , de Piero Gobetti y George Sorel, de Romain Rolland y Benedetto Crocce; a la sombra del Grupo "Clarté", pero también al lado de la "Ordine Nuovo" y el pensamiento de Gramnsci; Mariátegui realiza una extraordinaria simbiosis que daría consistencia a su pensamiento: amalgama la cultura con la política y asume entonces una nueva actitud hacia la vida.
Hoy está de moda el ensalzar el cambio de posición política en las personas. Quienes ayer nomás tenían un discurso, ahora lo niegan, y al revés. Y nadie sabe si creer al personaje del pasado, o al mismo, que hoy nos dice lo contrario. Y se justifica eso diciendo algo que luce como una verdad de Perogrullo: la gente cambia. Incluso no faltan quienes, entre eufóricos y complacidos, nos lanzan al rostro una frase: "Solo Dios y los imbéciles, no cambian!"
Alguna vez abordando el tema de los cambios que se operan en la personalidad de las gentes, alguien con sabiduría sostuvo la idea de que cuando asoma al escenario social con una formación definida, la persona no cambia, evoluciona.
El mismo Mariátegui lo diría en 1924, entrevistado, como se recuerda, por Angela Ramos: no he cambiado, diría, he madurado. Lo que hoy está en mí, existía desde antes.
Y es precisamente eso lo que caracteriza a Mariátegui. Al complementar cultura y política, no registró cambio alguno, sino desarrollo de pensamiento y maduración de personalidad. La política le dio consistencia pero, sobre todo, orientación y rumbo. Y entonces, con soltura, por una vía natural, Mariátegui llegó al Marxismo.
Lo había intuido desde 1917 cuando saludó a la Revolución Rusa considerándola el acontecimiento decisivo de la época. Y pudo vivirlo cuando en el fragor del combate social, en enero de 1919 alcanzó a percibir nítidamente el sentido de la Lucha de Clases. Pero adquirió conciencia plena de su papel, a partir de su experiencia europea.
Aníbal Ponce, otro destacado exponente de la cultura latinoamericana se detiene para reflexionar en torno al tema de la conciencia de clase y asegura que ella es "la exacta noción que una clase posee de sus intereses generales y duraderos". De allí deduce que "cada uno de nosotros actúa y opina con mayor rectitud, cuanto mayor sea la conciencia de la clase a que pertenece por nacimiento o adopción". Y concluye con una verdad que tiene ahora una vigencia más imponente que una catedral: "cada vez que el burgués estrecha la mano del obrero, es porque va a pedirle a breve plazo, que le saque las castañas del fuego".
Y Mariátegui fue ciertamente diestro en saber del tema incluso hasta instintivamente. Cuando en enero de 1928 escribió, para enviar a Samuel Glusberg sus apuntes de vida, anotó como uno de sus rasgos distintivos el ser "extra-universitario y tal vez si hasta anti-universitario". Y es que, por su instinto de clase sentía una desconfianza natural hacia las instituciones formales, creadas y alimentadas por una sociedad basada en la opresión.
Su formación política le permitía reconocer la importancia de cambiar radicalmente la naturaleza de esa sociedad transformando también sus instituciones, para que fueran expresión de una nueva manera de ver el mundo y sus valores.
Bien puede decirse que Mariátegui llegó al Marxismo por una doble vía: por la de la cultura, y por la de la lucha obrera.
La primera lo puso en contacto con el pensamiento y la creación humana, alumbrando al intelectual de nuestro tiempo. Y la segunda, con el accionar de los pueblos y la lacerante realidad de la lucha de clases que hoy algunos niegan, pero la realidad confirma con cotidiana rotundidad.
Mariátegui no esquiva ni una, ni otra experiencia. Por el contrario, se afirma en ellas para perfilar su originalidad y su sugerente modo de ver el mundo. De ese modo, se convierte pronto en un realizador en los dos escenarios de su vida plena: la cultura y la política.
Mariátegui aborda los temas de la cultura también para extraer de ellos lecciones políticas de innegable importancia. Y es que exalta los valores del pensamiento, pero, al mismo tiempo, hace escarnio y se burla de quienes, viviendo en el escenario social y haciendo por tanto política, resultan insensible a la cultura.
Analiza para el efecto un tema de particular importancia en su época, pero de curiosa y atrayente actualidad: la relación entre la Inteligencia y el fascismo, entre el pensamiento y la fuerza. En el fondo, entre la cultura y la barbarie como dos formas de expresión humana.
En la Italia de los años 20, cuando el fascismo parecía afirmarse, la intelectualidad oscilaba como si careciera de rumbo, dando la impresión, algunas veces, de su alejamiento del sistema, y otras de su acercamiento al mismo.
Veamos, entonces, cómo Mariátegui percibe en este cuadro general, la adhesión de Luigi Pirandello al fascismo.
Como se recuerda, el autor de "El difunto Matías Pascal" y "6 Personajes en busca de un autor", hombre de teatro y humorista, sostenía la tesis de la dualidad existente entre el hombre exterior y su yo esencial, que no está a la vista de los demás, concluyendo de allí que el hombre es un ser por naturaleza condenado a la soledad.
Pero Pirandello, casi en el declive de su vida, se adhirió al fascismo probablemente atraído por el lenguaje tronante de Gabrielle D'annunzio, o el influjo de Filippo Marinetti, Giovanni Gentile o Mássimo Rocca, sin aportar pensamiento propio ni ideas definidas. El hecho fue usado por el régimen como una victoria de la fuerza sobre la inteligencia. Y es que, de hecho, revestía la forma de una derrota del pensamiento. Y así fue proclamado.
Contrarrestando la idea dijo Mariátegui: "Pirandello es un pequeño burgués provinciano y anarcoide, con mucho ingenio literario y muy poca sensibilidad política. Su actitud no puede ser nunca el síntoma de una situación. Malgrado Pirandello, es evidente que los intelectuales italianos están disgustados del fascismo. El idilio entre la inteligencia y el aceite de ricino, ha terminado".
La inteligencia, diría cáusticamente Mariátegui "es esencialmente oportunista". Los intelectuales en la vida italiana de la época "forman la clientela de orden, de la tradición, del poder, de la fuerza, y en caso necesario de la cachiporra y el aceite de ricino. Algunos espíritus superiores, algunas mentalidades creadoras escapan a esta regla; pero son espíritus y mentalidades de excepción".
Y es que los jerarcas del fascismo, los políticos del régimen, estaban más bien personificados por Roberto Farinacci, un simple agitador social domesticado por la clase dirigente y quien -al decir de Mariátegui- andaba a cachiporrazos con la gramática, confundiendo con el mismo odio feroz la democracia, la gramática y el socialismo.
Y Mariátegui, que tomó claro partido por el socialismo, lo tomó también por la cultura. Y sostuvo y afirmó la idea de que uno y otro eran consustanciales, complementarios en la forma y en la esencia. De alguna manera recogió la frase genial que resumiera el mensaje de José Martí: Ser cultos, para ser libres
Fue por eso que concibió el arte como una herramienta y la cultura como un instrumento decisivo en la lucha por la transformación humana.
No olvidemos, en efecto que en uno de sus escritos cumbres y emblemáticos, en los que se refleja de manera tangible y directa su identificación con el socialismo marxista, su elogio a Lenin, publicado en marzo de 1924 en "Claridad", Mariátegui subraya con toda precisión que el líder ruso poseía "una extraordinaria inteligencia, una extensa cultura, una voluntad poderosa y un espíritu abnegado y austero".
Fueron para el Amauta esos los cuatro pilares esenciales que diseñaron su personalidad. La inteligencia puesta al servicio de una causa noble, una extensa cultura basada en el interés del hombre, una voluntad de acero y un espíritu prístino, transparente y limpio, que no se percibe en los políticos de nuestro tiempo. Pero es claro que el propio Mariátegui tenía en su personalidad esos mismos rasgos y alentaba, por tal razón, la lucha por similares ideales. Una muestra adicional de que la cultura y la política complementaban su mensaje.
Precisamente porque los tenía y los concibió como inherentes a su propio modo de apreciar el mundo, Mariategui sintió una inmensa atracción por la Revolución Rusa, en la que vio un gran entusiasmo por la instrucción y una gran sed de cultura.

En todos los cortos años de su vida productiva, Mariátegui buscó siempre crear núcleos de cultura y trabajar con ellos. Así afirmó su mensaje, confiando en la fuerza de su idea. Una mirada a su correspondencia nos permite apreciar que sus interlocutores más constantes fueron personalidades destacadas del mundo de la cultura: César Vallejo y Xavier Abril, Cesar Moro y Alejandro Peralta, Alberto Hidalgo y César Atahualpa Rodríguez, José Sabogal, el pintor Pietorrutti, Carlos Oquendo de Amat y José María Eguren; para no aludir ya a nuestro Estuardo Núñez, a Cesar Miró y al propio Basadre. Pero hay que hablar también de los núcleos surgidos en el interior del país, en Cusco, Arequipa, Puno y otras ciudades.
Ante ellos Mariategui entregó su mensaje: "Rechazo la idea del arte puro, que se nutre de sí mismo que conoce únicamente su realidad, que tiene su propio y original destino. Este es un mito de las épocas clásicas o de remansamiento; no de las épocas románticas o de revolución. Por eso, entre un ensayo vacilante -pero de buena procedencia- de épica revolucionaria, y un mediocre producto de lírica de exorbitante subjetivismo, preferiré siempre al primero".
También constituye una constante en el accionar de Mariátegui su relación con núcleos intelectuales del exterior. El 3 de octubre de 1924, por ejemplo, el argentino Oliverio Girondo, de retorno de La Habana le reporta la existencia de un grupo descollante de figuras de la inteligencia entre las que destaca el maestro Juan Marinello Vuidaurreta, al lado de Emilio Roig, el director de la revista "Sociales". Pero también El Amauta cultiva su relación con el grupo "Europa", cuyo director es Albert Cremieux bajo el auspicio de Romain Rolland, o "El Repertorio American, con sede en Costa Rica bajo la dirección de Joaquín García Monje; sin hablar ya de los núcleos intelectuales argentinos que tanto interés suscitaban en su vigilia.
Pensando en todos ellos, Mariátegui subrayaba la necesidad de sumar y unir fuerzas. Y en ese empeño, coincidía plenamente no sólo con Henry Barbusse, sino también con Waldo Frank. Con ellos se sentía ligado por un mensaje muy simple: "Más que nunca tratamos de juntar las fuerzas intelectuales internacionales. Y buscamos la fórmula amplia y humana que nos permitirá apoyarnos todos mutuamente u de suscitar entre los trabajadores del espíritu la defensa de las grandes ideas sanas del porvenir". Así había escrito el autor de "El fuego" al tiempo que Waldo Franck había afirmado con el Amauta una profunda y provechosa relación de cultura.
Finalmente, y con la idea de mirar el mundo hispano a partir de exámenes parecidos, cabe detenerse en un tema específico: la relación entre Mariátegui y Unamuno, tan rica y tan trascendente para la cultura.
Es sabido que Mariategui tuvo la posibilidad de conocer gran parte de la obra de Unamuno, a quien admiraba fervorosamente. Aunque la "Agonía del cristianismo" sólo se publicó formalmente en 1931, Mariátegui probablemente leyó algunos avances del escritor bilbaíno. Pero lo que con seguridad conoció Mariátegui, fue "Vida de don Quijote y Sancho", y "El sentimiento trágico de la vida", escritos en 1905 y 1913, respectivamente, y expresiones ambas que recogen el sentido esencial del mensaje de quien sería más tarde rector de la Universidad de Salamanca, y muriera, como se sabe, acosado por el fascismo.
El mensaje de Unamuno parece también haber marcado el estilo de vida y de lucha de Mariategui. Como el Quijote que va en busca del Sepulcro, el bilbaíno alienta: "¡Poneos en marcha! ¿Qué a dónde vais? La estrella os lo dirá: ¡Al sepulcro! ¿Qué vais a hacer en el camino mientras marchamos? ¿Qué? ¡luchar! ¡luchar! Y ¿cómo? ¿Cómo ¿Tropezáis con uno que miente? Gritarle a la cara ¡mentira!, y adelante. ¿Tropezáis con uno que roba?, gritarle ¡ladrón!, y adelante ¿Tropezáis con uno que dice tonterías, a quien oye toda una muchedumbre con la boca abierta? Gritarles: ¡estúpidos! y ¡adelante! ¡Adelante siempre!
Más allá del estilo, este ¡Adelante siempre! tan unamuniano, es también asombrosamente mariateguiano porque simboliza una misma actitud ante la vida: la de enfrentarse con firmeza contra todos los obstáculos, combatir en las condiciones más adversas, rescatar desde el fango la pureza de la idea. Y. sobre todo, tener una voluntad siempre dispuesta al sacrificio.
De esta voluntad, unida a la conciencia, brotan los elementos de nuestro análisis: política y cultura, como los cimientos esenciales del accionar humano .

viernes, 24 de octubre de 2008

¡Entre grilletes y persecuciones…!


Antenor Maraví Izarra(*)

Por una educación liberadora:

Alentados por una absurda vocinglería en grado “Fahrenheit 451” de algunos devotos de Tomás Torquemada, el primer inquisidor - que llenó de grilletes y hogueras letales la vida intelectual española, - recientemente en el Perú se desató una especie de cacería de brujas en contra del libro de Ciencias Sociales, editado hace dos años por el Ministerio de Educación para los alumnos del Quinto Grado de Secundaria, y absurdamente se levantó polvaredas humeantes que llegaron hasta los fueros de la Dircote.
El contenido temático de este texto impreso con la opinión favorable de los miembros del Consejo Nacional de Educación, el Foro educativo y el Consorcio de Centros Educativos Católicos, en el que se incluyó las conclusiones de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR); con la finalidad de contribuir a formar un espíritu crítico en los estudiantes en temas como democracia, Estado de Derecho, exclusión y pobreza, historia del Perú en el contexto mundial, subversión, cultura de paz, y fundamentalmente porque es necesario que los ciudadanos del futuro conozcan la verdad sobre la dramática violencia que asoló el país las décadas del 80 y 90, cuyas secuelas sigue aún en la conciencia moral.
Toda sociedad tiene el irrenunciable derecho de conocer la verdad de todos los hechos ocurridos en su historia por más dolorosos que ellos sean; así como saber las razones y las circunstancias en las que se produjeron los aberrantes delitos en nuestro país. En esa memoria, cientos de miles de peruanos confrontaron la pesadilla más dolorosa habida en nuestra historia, llena de asesinatos individuales y colectivos, secuestros, desapariciones forzadas, presos inocentes, torturas y violaciones a los derechos humanos, causados tanto por las acciones de Sendero Luminoso y el MRTA, así como las fuerzas represivas del Estado, que es necesario que los ciudadanos del futuro conozcan, por un nunca más.
Sin embargo, estas intenciones de actualización pedagógica y necesario análisis de la realidad contemporánea nacional, a algunos censores del oficialismo, especialmente a la profesora Mercedes Cabanillas, ex Ministra de Educación, le indujo a señalar que el texto es un “contrabando ideológico” y que en sus páginas se hace apología de terrorismo, alentados por comunistas y caviares infiltrados. Vaya mirada, llena de ira santa, que no paró hasta disponer la presencia de la policía antiterrorista ¿?, dizque para investigar y analizar el contenido del texto; y ahora inclusive nos amenaza con presentar al Congreso un proyecto de ley para beneficiar selectivamente a militares que violaron los derechos humanos.
Poco le faltó a esta distinguida educadora aprista, para pedir azafates como Salomé, para ver rodar cabezas y gritar como el inefable McCarthy que en la década del 40, creó comités de vigilancia USA para la persecución de izquierdistas y a todo aquel que se le cruzara en el camino sin los brazaletes partidarios.
Frente a esta realidad, que en materia pedagógica se parecen a los años de la corriente escolástica, impuesta por los conquistadores del país, donde se rendía culto al memorismo, en el que al alumno se le consideraba como un simple objeto receptor, adocenado y sin capacidad de opinión, es bueno recordar que actualmente confrontamos nuevos enfoques y corrientes pedagógicas, en el que el estudiante es el núcleo principal de la enseñanza aprendizaje, donde es menester que el alumno conozca e interprete junto a sus compañeros y maestros la realidad socio económica del Perú, de la región y de la localidad donde vive.
Décadas atrás, el recordado e insigne maestro peruano José Antonio Encinas, autor de la “Escuela Nueva en el Perú”, proclamó en alta voz que “Todos los males que sufre la sociedad actual son consecuencias de nuestra incapacidad para comprender a los estudiantes, creer que son simples receptores, sin derecho a opinión, hay que prepararnos para abrirles nuevos caminos donde la justicia y la verdad sean sus principales valores”. A su vez, el destacado educador brasileño Paulo Freire, reconocido mundialmente por su prédica pedagógica de cambio, expresado entre otros, en el título de sus obras completas: “La educación como práctica de la libertad”, su prédica pedagógica siempre se orientó para transformar las inequidades, llenas de excluyentes y devoradores, con un posicionamiento muy claro hacia el cambio y la transformación de la sociedad.
En este sentido, cualquier propuesta educativa debe partir de una cuidadosa lectura real y objetiva de lo que somos y a donde queremos llegar. No debemos olvidar que la educación peruana siempre ha sido un barco a la deriva, donde los gobernantes de turno, no han definido políticas estables, cada inquilino del Ministerio de Educación, ha cumplido acciones meramente circunstanciales, levantando cada cual sus castillos de naipes que se han derrumbado con el primer soplo, y siempre se ha caminado con las muletas de una interminable improvisación.
Es necesario suprimir ese perjudicial mito que obliga a cada gobierno a identificarse con “su” reforma educativa, con resultados generalmente nefastos, pues, se trata de simples parches, que por lo general ni siquiera se atreven a mirar las aristas de inmemoriales exigencias de cambios estructurales. De eso se trata, si no entendemos esta dramática realidad en su justa dimensión, vamos a convertirnos en un compañero más del protagonista de la película “Fahrenheit 451”, cuya paradójica misión fue la de quemar libros, pensando que la gente ha de ser feliz a cualquier precio, y donde la ignorancia es lo mejor para ser felices entre la injusticia y la impunidad.
Ray Bradbury, es el autor de la novela que fue llevada al cine por Francois Trufaut el año 1953. Esta película retrata a una sociedad futurista pero a la vez vacía y oscurantista, en la que el cuerpo de bomberos quema viviendas y bibliotecas a diestra y siniestra para destruir los libros y evitar que la gente tenga un pensamiento independiente, crítico y participativo. Describe a una sociedad sumisa, pusilánime, incapaz de levantar la voz y defender sus derechos, donde sus gobernantes los consideraban como un redil de rebaños.

(*)Presidente ANEA- ICA

miércoles, 8 de octubre de 2008

INFRAESTRUCTURAS Y MONUMENTALIZACIÓN TURISTICA DE LA REGION ICA



Aportes del IV Encuentro Regional de Escritores y Artistas días 26 y 27 Setiembre


Por Rolando Ramos Aguirre (*)

Un tema de gran importancia que fue analizado en el IV Encuentro Regional de Escritores y Artistas llevado a cabo los días 26 y 27 de septiembre en nuestra soleada y acogedora ciudad iqueña, con la activa participación de escritores y poetas de Lima y las provincias hermana de Chincha, Pisco, Palpa y Nazca fue la exposición ye análisis sobre LA INFRAESTRUCTURA Y MONUMENTALIZACIÓN TURÍSTICA DE LA REGIÓN ICA, como una visión que debemos tener a mediano plazo y largo plazo, que tanto las autoridades como las instituciones debemos impulsar en relación al Plan de Desarrollo Integral y Estratégico, para potenciar los ocho sectores ejes, que han de apuntalar al cambio regional, como son, agroindustria, turismo, petroquímica, pesquería, industria cultural, minería, textiles y agro exportación.
En relación al turismo y la industria cultural, planteadas por los participantes del IV Encuentro Regional, debemos recordar que existen valiosos antecedentes de encuentros regionales anteriores, que es necesario retomar sus banderas, vigentes hasta la fecha, y mucho mejor cuando se trata de reconstruir nuestras ciudades, sacándole provecho dialéctico al devastador sismo del 15 de agosto del 2007. Entre ellos mencionaremos algunos aportes a las necesidades, vista por sector:
1) Reconstrucción de Nuevas Infraestructuras del Patrimonio Regional .- Debe considerarse dentro del nuevo Plan de Emergencia Infraestructural, como son la reconstrucción del Templo del Señor de Luren, restituyendo su condición de patrimonio, que la ciudadanía reclama y que nuestras autoridades siguen indiferentes. Igualmente el Templo de San Clemente de Pisco, la Sagrada Compañía, la restauración de la Catedral de Ica, Santa Maria del Socorro, Jesús Maria de Ica. Algunas casonas de prestancia histórica que deben ser restituidas, como la Casa de la Ciencia y la Cultura cuya ley 25041 no se cumple, la Casona del libertador San Martín, el Palacio Municipal en Pisco, la Casona de Abraham Valdelomar y de José Matías Manzanilla.
2) Monumentalización y Festividades Turística de la Región.- Este sector esta muy relacionado con el producto cultural de los artistas, que crea riqueza materiales culturales, como nuestros antecesores del pasado; desarrolla y fortalece nuestra identidad regional y peruana potenciando al turismo. Por ejemplo, en Ica se debe crear las alegorías monumentales en determinadas plazas y alamedas, como la Primera Proclamación de la Independencia, la Alegoría monumental de la Vendimia en el Campo Ferial, de la Uva y el Pisco en un óvalo al ingreso de la ciudad saludando al visitante. La Sirena Gigante de Huacachina, con piletas, plantas ornamentales y juegos de agua intermitentes, ambientados con iluminación y sonido especial por las noches. Debe estar acompañada de un terraplén para espectáculos cuando se escenifique la Fiesta de la Sirena. La Alegoría Monumental de la Achirana del Inca que puede ser hecha en Tate o en Parcota, con un terraplén de espectáculos para escenificar su leyenda en una fiesta turística. La elaboración de los Ceramios Gigantes Nascas en una alameda o avenida principal nasqueña. Así como de un terraplén de espectáculos para escenificar Las Fiesta turística de las Líneas de Nasca. La Alegoría monumental del Festejo en Chincha, y un terraplén de espectáculos para escenificar la Fiesta del Festejo, así como la Fiesta de la Gastronomía e historia Chinchana,
3) Museos, Parques, Alamedas y Complejos Culturales.- Tiene relación con la industria cultural y que el turismo lo utiliza como producto asimilado en sus servicios al turista generando divisas y riqueza. Luego del sismo del 2007, necesitamos para fortalecer la industria turística, la creación de alamedas que rescaten nuestra identidad regional, como la Alameda de Las Tradiciones Iqueñas, en el centro de Ica, que integre las plazuelas Barranca, Plazuela Bolognesi y el santuario del Señor de Luren, acompañadas de alegorías monumentales costumbristas. Otra la Alameda de las Leyendas de Abraham Valdelomar en Pisco con alegorías referentes al Hipocampo de Oro, el Caballero Carmelo, el Vuelo de los Cóndores, lo Hijos del Sol. El Parque Jurásico Monumental de Ica, el Museo Paleontológico en el Complejo de Piedras de Parcona, la Alameda de la identidad Chincha, el Parque y Museo del Vino Chinchano , el Paseo monumental de la leyenda del Señor de Luren y de la Virgen de Yauca, El Museo Natural de Paracas, El Museo de la Vendimia y del Pisco en Ica, el Museo del Folclor en Chincha, el Museo de la Agroindustria, el Museo de Arqueología y Fotografía de las Líneas Nasca, el Museo de los Desastres Naturales, el Museo da la Libertad Sudamericana Corriente del Sur, entre otros, para reflexionar y valorar lo nuestro. El desafío está planteado, es hora de abrir los caminos e impulsar el desarrollo turístico de nuestra región.


(*) Sec. de Prensa y Propaganda ANEA-Ica



domingo, 5 de octubre de 2008

Hacia un Ministerio de Cultura


Roberto Bustamante Vento

La idea de un Ministerio de Cultura es sugerente y el llamado del presidente García es positivo: que se discuta públicamente qué se entiende por reivindicación del pasado y promoción de las artes, que se levanten opiniones sobre la relación entre esta promoción y las distintas nuevas (y viejas) industrias que podrían ganar mayor protagonismo y que se genere un consenso entre distintas posiciones académicas, ideológicas o partidarias. El problema está que han pasado ya más de dos meses y ese debate no se ha dado. No ha habido convocatoria pública a discutir lo que significaría ese nuevo ministerio y son pocas las columnas de opinión sobre el asunto. Son varios los temas:

1] El presupuesto. Como se sabe, nos encontramos en un contexto de progresivo corte de gastos públicos, donde además a "la cultura" se le ve todavía como un gasto y no una inversión (por lo menos para la gente del famoso Sistema Nacional de Inversión Pública). Va a ser difícil que este panorama cambie a corto plazo.
2] La relación tirante con turismo. Es conocido el interés de los operadores de turismo por tener mayor injerencia sobre "la cultura" (gestión de restos arqueológicos, patrimonio inmueble) y el INC poco ha hecho para defender su sector. ¿Cómo será la relación entre ambas carteras cuando exista Cultura?
3] Protección, conservación e investigación del patrimonio histórico. Aquí, la posición del INC ha sido endeble y tampoco ha defendido su jurisdicción (como en el proceso a la U. de Yale) o de débil respuesta (como con las expresiones del alcalde Castañeda con respecto al papel del INC en la construcción del anillo vial San Marcos).
4] Relación entre cultura, sociedad y desarrollo. Aquí el tema requiere una discusión que involucre a las universidades, los gobiernos regionales y locales, las organizaciones de la sociedad civil y representantes del sector empresarial. En los últimos años, el manejo y gestión de "la cultura" se ha hecho desde la esfera privada (coleccionistas, emprendedores culturales, fundaciones). Eso ha generado, entre otras cosas, que archivos que son parte del patrimonio histórico de la nación se encuentren en instituciones privadas con el argumento de que "ellos pueden cuidarlo mejor que el Estado", o actitudes (como las vistas con el polémico Museo de Arte Contemporáneo) de enfrentar profesionales de la cultura que "saben" con ciudadanos que "no saben", cuando de lo que se trata es de articular fuerzas en un mismo destino. Cambiar todos estos sentidos comunes implica la definición y delimitación del rol que le compete a cada actor dentro de las políticas culturales. También la promoción de consensos.
Experiencias en otros países muestran cómo la construcción de institucionalidad y articulación de actores sociales ha permitido convertir la cultura en un factor de desarrollo económico y de mejora del bienestar social. Queda en manos del INC hacer una convocatoria al debate público, con representantes de los distintos sectores que puedan terminar en acuerdos y no en la reproducción de la situación presente.

Empiezan a abrirse caminos de luz en defensa de la cultura regional














José R. Vargas, presidente de la Casa del poeta Peruano José Hidalgo, el Rector de La UNICA M.Sc Juan Alva y Winston Orrillo, entre otros, en el estrado de honor del IV Encuentro Reg.
Antenor Maraví Izarra (*)

A pesar de la incuria que en materia de defensa y promoción del patrimonio cultural del pueblo iqueño, que aun sigue parapetada en la ineficacia de algunos funcionarios y representantes del GORE-ICA; a pesar de los asfixiantes bostezos que aun siguen emanando de algunos sectores gubernamentales, en menoscabo de la memoria histórica de Ica, donde al quehacer cultural siempre se le ha considerado como el patito feo, posiblemente por no ser rentable. Sin embargo, a pesar de este inocultable síndrome de insensibilidad cultural, los días 26 y 27 de Setiembre se llevó a cabo con marcado éxito el IV Encuentro de Escritores y Artistas: “Juan Donaire Vizarreta y Pedro Luján Mansilla”, organizado por la ANEA-Ica,
En este importante evento, participaron connotados intelectuales del país: Oswaldo Reynoso Díaz, José Hidalgo Gómez, José Vargas Rodríguez, Danilo Sánchez Lihón y Winston Orrillo Ledesma, quiénes conjuntamente con los representantes del quehacer cultural de nuestra región: Miguel Sevillano Díaz, Augusto Escalante Apáestegui, José Vásquez Peña, José Hernández Calderón, Ramón Liber, Marko polo y Luis Peña Pérez, entre otros, con sus puntuales reflexiones y proclamas de reafirmación intelectual, no solamente limpiaron las empolvadas y olvidadas mejillas de nuestra identidad cultural, sino que en concordancia con los objetivos de este importante foro, todos a viva voz, señalaron la necesidad de impulsar la reconstrucción y la defensa concertada y planificada de los patrimonios históricos devastados por el terremoto del 15 de agosto del 2007, entre ellos la casa donde nacieron Abraham Valdelomar y José Matías Manzanilla, el Santuario de Luren, la Iglesia la Compañía de Pisco, y la casona donde se creó la bandera nacional y sirvió como el Primer Cuartel General de la Expedición Libertadora al mando del General Dn José San Martín en Pisco.
Igualmente se demandó el cumplimiento de la Ley 25041 que establece la Casa de la Ciencia y la Cultura Abraham Valdelomar, promulgada hace 19 años y que debido a la pusilanimidad de las autoridades de turno hasta la fecha no se cumple este mandato. Asimismo, se remarcó entre otros, la necesidad de impulsar la promoción de las letras y las artes en el ámbito regional y el consiguiente homenaje póstumo a quienes entregaron sus vidas en la reafirmación de la identidad regional, debiendo honrarse sus memorias designando las calles y plazas públicas con sus respectivos nombres.
Tras la exitosa realización de este importante foro, es necesario resaltar la aquiescente sensibilidad cultural tanto del Alcalde Provincial Lic. Mariano Nacimiento y el Rector de la UNICA, M. Sc. Juan Alva Fajardo, quienes atentos a nuestra solicitud rindieron honores a los expositores visitantes confiriéndoles las medallas alusivas a la ciudad de Ica y el 50 Aniversario de funcionamiento de nuestra primera casa de estudios.
Es más, para los integrantes de la ANEA-Ica, la propuesta del Rector de la UNICA para la suscripción de un Convenio para la futura edición de las obras de nuestros historiadores, poetas y escritores, es realmente el anuncio del advenimiento de tiempos nuevos, de luz y honra a la memoria del pueblo iqueño; y como tal hacemos público nuestra vigorosa complacencia y reconocimiento a tan importante y emblemática decisión, que sin lugar a dudas, será un camino ecuménico donde los equipajes de incesante creación de nuestros escritores y artistas sabrán compartir esa ruta de luz, en la reafirmación y promoción de nuestra cultura regional.
(*) Presidente de ANEA-Ica.

Los escritores siempre han hablado cuando nadie podía hablar


Palabras de clausura a cargo del P.José M. Miranda Azpiroz, Secretatario Ejecutivo de la Comisión de Derechos Humanos de Ica .
En eventos como este, se resalta, entre otras cosas, la importancia de la Literatura y las artes y de su aporte a la humanidad, en América Latina y el Perú.
En todos los tiempos y lugares los escritores y artistas han jugado y juegan un rol importante, son la expresión e interpretación de lo que acontece, de lo que se ve y sobre todo de lo que hombres, las mujeres, los pueblos sienten y sueñan.
La escritores y artistas han expresado en letras, poesía, música, pintura, esculturas ese “buen decir”, frente a tanta basura y prostitución.A través de los diversos géneros literarios y artes, una infinidad de culturas se manifiestan y comunican y nos dejan impresa su historia, “su cultura”.
Gracias al aporte de escritores, escultores, músicos, poetas, pintores, al aporte de los artistas podemos hacer memoria (traer el pasado al presente) y enriquecernos. En todas partes se mantiene la memoria a través de las artes, con símbolos damos cuenta de nuestra historia.El arte ha contribuido a hacer memoria siempre, pero de manera excepcional en los tiempos difíciles de represión, persecución, de dictaduras.
Los artistas, músicos, poetas, teatro, pintores, escultores, expresionistas,, etc, han cantado, han escrito, han hablado cuando nadie podía hablarAsí, las expresiones simbólicas perpetúan la memoria de tragedia y dolor, de alegría y esperanza de los pueblos.
Hoy tenemos en muchas partes del Perú profundo, concursos de dibujo, poesía, canciones testimoniales, retablos narrativos visuales, las casas de la memoria…, perpetúan la memoria, al margen del discurso oficial, para hacer frente a tanta indiferencia. Hay quienes están recogiendo estas expresiones silenciosas y silenciadas. Los silencios también hablan, y a veces mejor que las palabras. Los silencios constituyen una parte importante de la resistencia de los pueblos.
Los actos simbólicos, conmemorativos, de masacres, holocaustos, tragedias, se convierten, en el tiempo, en un culto laico, en ritos para perpetuar la memoria; algunos quisieran desaparecerlos, echarles tierra, que no se hable ni se recuerde.
Y es que a través del arte, también, se denuncia. Para que no se repita….para que la impunidad no se vuelva a dar.
Y es que al alma de los artistas es distinta, es más sensible ante el dolor, lo bueno, lo bello, lo justo. Es visionaria y utópicaEn esta sociedad sin alma, de intereses y mercado; son ustedes los escritores y artistas los llamados a perpetrar y darle sentido a la vida, a ser el alma, el espíritu que tanto falta. No pueden morir, sin ustedes no quedaría nada.