Curiosidades de la vida:César Lévano DIRECTOR DE LA PRIMERA está de onomástico y hoy presentará la segunda edición del libro de César Hildebrandt: “Cambio de Palabras”.
Paco Moreno
César Lévano cumple hoy 82 años de edad; pero no se ha tomado el día. Como siempre, se ha levantado antes que el sol y cumplirá con su agenda que, si empiezo a señalar punto por punto todas las cosas que hará, ustedes dirán que recurro a la exageración porque él es mi amigo, más bien mi maestro.Ocurre que para Lévano el día de asueto o de descanso no existe. No se le conoce ningún momento de sosiego en su afán de hacer que las palabras se conviertan en frases valientes, como espadas en el aire.
El año pasado, en el mes de octubre, por ejemplo, una indisposición respiratoria que puede tumbarse hasta al cebú Jacinto lo obligó a permanecer en casa. Mas desde allí envió, cada noche, sus lúcidas columnas y leyó tres libros en tres días.No existe una persona inteligente que conozca a Lévano y que no haya escrito o dicho cosas elogiosas sobre él. Hace un año, el periodista Víctor Hurtado nos dejó con la palabra en la boca, al escribir: “Nacido de estirpe heroica y proletaria; desvalido de riquezas fenicias; víctima temprana de tragedias que hubiesen doblegado a un hombre; estilista de la inteligencia; autodidacto de profesión estudiante; firme en su fe política, erudito y popular, César Lévano ennoblece nuestro país y nuestro tiempo. Con su modestia inmerecida y su prosa serena y esplendente, nos alecciona en la decencia y en el arte. Rindámosle el homenaje de leerlo y el de la gratitud”.
César Hildebrandt, quien ha escrito varias columnas sobre Lévano, nos regala esta confesión en la primera aparición de su libro “Cambio de Palabras” (1981): “Temí acudir solo donde Haya. Las cosas se arreglaron cuando César Lévano, una de las personas que más respeto me merece en este país, aceptó concurrir. Fue la primera y única vez que hice una entrevista al alimón”.
¡EnCiendan la grabadora!
Lévano recuerda nítidamente cómo se realizó aquella entrevista en el verano de 1971. “Trabajamos duro preparándola, alistando las preguntas y las repreguntas como quien se prepara para una partida de ajedrez verbal. Estaba todo listo; pero cuando llegamos, Haya dijo: ‘Si hay grabadora, no hay entrevista’.
Entonces, nos miramos Hildebrandt y yo. Hubo un silencio extraño. Luego, se me ocurrió trabajar a Haya al sentimiento. Le hablé sobre la lucha de los apristas en el norte, sobre los anarquistas de Trujillo encabezados por el negro Julio Reynaga, sobre su amistad con César Vallejo. Haya de pronto empezó a hablar del poeta y su memoria prodigiosa. Le gustaba mucho Vallejo. Contó que el ‘cholo’ era muy goloso y que le gustaban mucho los bizcochos. Preguntó: ¿ustedes saben qué significa este verso que aparece en Trilce: ‘Serpentínica u del bizcochero, engirafada al tímpano’? Nos miramos y casi al unísono dijimos: No”.
“Haya entonces empezó a contar: Vallejo vivía en el segundo piso de una pensión en una calle soleada y tranquila, y como a la una de la tarde llegaba hasta ahí un bizcochero con sus cestas grandes y gritaba ‘bizcocheró-uuuu’ ‘bizcocheró-uuuu’. Vallejo al oír eso, bajaba rápidamente a comprar esos bizcochos. ‘Serpentínica u del bizcochero, engirafada al tímpano’ era la descripción poética de cómo llegaba la voz del bizcochero desde la calle hasta los oídos de Vallejo”. Entonces yo lo miré y dije: “Señor Haya, ¿no le daría pena que esos recuerdos se pierdan para los jóvenes? Nos miró y dijo con voz de mando: ¡Enciendan la grabadora!”.Envío este relato por correo electrónico a César Hildebrandt y él me responde con celeridad.–No recuerdo esa anécdota pero no dudo de que Lévano está diciendo la verdad. Lo que también es cierto es que yo no necesité llevar a Lévano porque la entrevista me fue concedida personalmente por Haya de la Torre. La presencia de Lévano, por su pasado comunista, fue inquietante para Haya de la Torre.
Llevé a Lévano porque no me sentía muy seguro de hacerlo bien yendo solo. Era, al fin de cuentas, mi primera entrevista con un gran personaje. A partir de allí me sentí mejor e hice todas las entrevistas siguientes sin el socorro magistral de Lévano.Esta gran entrevista ha inspirado decenas de artículos y se estudia en las escuelas de comunicación de universidades del país y de afuera, y seguirá creciendo con los años. “‘Cambio de Palabras’ es una verdadera joya del periodismo peruano, la conjunción de verdad y belleza”, dice Lévano.
Cambio de edición
La nueva edición de “Cambio de Palabras” (Tierra Nueva Editores, 2008), reúne 25 entrevistas de César Hildebrandt, publicadas de 1971 a 1992, en Caretas, con políticos como Víctor Raúl Haya de la Torre o Fernando Belaunde Terry, o escritores como Jorge Luis Borges, Juan Gonzalo Rose, Mario Vargas Llosa.
La entrevista con Mario Vargas Llosa es una verdadera novedad. En el prólogo a la primera edición, Hildebrandt escribe: “Las únicas omisiones (en el libro) que lamento las representan Jorge Basadre –que a pesar de nuestra buena relación– siempre temió concederme una entrevista, y Mario Vargas Llosa, a quien le hice tres, perfectamente insatisfactorias; ninguna de ellas sobrevivió al criterio selectivo que quise que prevaleciera en este libro”. “Si alguien me preguntara si hubo un par de entrevistas que me gustaría volver a hacer diría, previsiblemente quizá, que ésas son las de Borges y Juan Gonzalo Rose. Uno instalado en la erudición y el otro en el desasosiego, ambos me demostraron que tal vez elegí mal cuando opté por la entrevista política. Hoy no haría eso. Los políticos ya no son primos de la cultura ni lectores con los que tratar una agenda que esté más allá de lo contingente”, sostiene HildebrandtEsta nueva edición será presentada hoy por César Lévano, Pedro Salinas y Jaime Vásquez en la Feria del Libro de Miraflores a las 8:30 de la noche. Se cumple así una coincidencia grata. Lévano en su cumpleaños presentará un libro de Hildebrandt.
Fuente: La primera -Ejecutado por A.Maraví
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