viernes, 29 de agosto de 2008

Los sueños presidenciales y el Ministerio de Cultura

El antiguo local del colegio:"San Jose", destinada a la "casa" de la ciencia y la cultura:
Abraham Valdelomar" de Ica, actualmente en ruinas ,igual que la incuria de las autoridades locales.


AntenorMaraví Izarra


Como en los años cuasi juveniles, llenos de vehemencia y quimeras revolucionarias de su primer gobierno, el Presidente García en su reciente discurso de Fiestas Patrias, inesperadamente dio un giro retórico instando al Congreso de la República a iniciar un debate para la creación del Ministerio de Cultura dizque para reivindicar el pasado del Perú, por ser la “madre patria” de Sudamérica, pues según su aserto aquí nacieron los otros países, y acto seguido, entre las barras retumbantes de las graderías y los escaños partidarios, remarcó: “les pido ayuda a los artistas e intelectuales del Perú para hacerla realidad”.
Sin embargo este floro, sin duda alguna, es un atajo más de los tantos ofrecimientos, al que nos tiene acostumbrado el Presidente García, que con el transcurso de los días, terminará estrellándose en la indiferencia y la ausencia de solidaridad de sus propios partidarios, que en materia cultural muy poco les ha importado promover y defender la identidad nacional.
En el caso específico de la Región Ica, pese a tener una incomparable heredad histórica, con un pasado fecundo y luminoso que aún hoy a través de siglos sigue cautivando al sociólogo, pasma al historiador, subyuga al turista y enamora a los poetas, escritores y artistas que llegan de diversas latitudes, pero la generalidad de las autoridades y funcionarios de confianza que han asumido cargos de responsabilidad, siempre consideraron al quehacer cultural como un callejón de ilusos y soñadores, y cuando no, un arca abierta de latrocinios y pillerías, en suma, la defensa y promoción de la cultura en Ica, con honrosas excepciones individuales e institucionales, es la imagen de un cofre empolvado y abandonado, al que ni siquiera los perros del hortelano se atreven asomar por tanta anoxia fétida.
Para quiénes creen que exageramos en esta afirmación, en ese rosario de olvidos y actitudes de lesa cultura, basta referir la reciente sentencia absolutoria de la justicia iqueña, que liberó de polvo y paja a quienes tuvieron responsabilidades de negligencia administrativa por no saber preservar y cautelar los mantos de la cultura Paracas y una túnica de la cultura Wari, que fueron sustraídos del Museo Regional de Ica, sin que mediara seguridad ni control alguno.
De ese viejo baúl, lleno de telarañas e indiferencias dolientes, igualmente cabe señalar como un monumento a la incuria la Ley 25041 que fue promulgada el 14 de Junio de 1989, en el primer gobierno del Presidente García, en la que en aparente buena intención bajo el patrocinio del otrora y recordado legislador iqueño Fernando León de Vivero, se promulgó esta ley disponiendo la transferencia al INC-Ica, la antigua casona donde funcionó el Colegio “San José”, para el establecimiento de la “Casa de la Ciencia y la Cultura Abraham Valdelomar”, con la finalidad de recopilar, evaluar y monitorear el patrimonio científico, cultural, histórico, arqueológico y artístico; así como promover una permanente manifestación del arte y el folklore de la Región Ica.
Exactamente han transcurrido 19 años, un mes y 15 días, de la dación de esta emblemática y singular ley en pro de la cultura iqueña, empero, hasta la fecha, debido a la pusilanimidad de sucesivas autoridades locales de turno, muchos de ellos de militancia aprista, no se movió ni una sola paja - en cuyo ínterin -, y a pesar de todo, los intelectuales y artistas de Ica, sí brindaron permanentemente su identificación y exigencias para el cumplimiento de esta ley, tal el caso de los socios de la ANEA-Ica que en diferentes momentos con pancartas, marchas y vigilias y pronunciamientos han exigido a las autoridades cumplir con esta ley, de cuya fresca evidencia testimonial, citamos el envío de sendos documentos al despacho del hoy ex Presidente del Congreso Luis Gonzáles Posada, representante de Ica, y a la actual directora del INC Cecilia Bákula, entre otros; pero ninguno de los citados, ni siquiera por esa elemental cortesía, respondieron a los petitorios.
Esa es la gran verdad, monda y lironda, existe una incuria asfixiante, que el Presidente de la República, tendría que corregir y/o sancionar, según sea el caso, si realmente desea crear este ente tutelar de la cultura nacional.
Y no debemos olvidar: ¡Un pueblo que no protege ni defiende su patrimonio cultural, es una sociedad insensible que no honra ni ama su memoria histórica.
Es una sociedad vacía que padece de un inexplicable síndrome de autodestrucción, que en vez de cautelar y defender su pasado y honrar a sus hijos más preclaros, es capaz de honrar a delincuentes y a quienes poco o nada han aportado por el progreso y bienestar de los pueblos.

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