Antenor Maraví Izarra
Una amenaza de lesa cultura:
En el loco afán de allanar el camino neoliberalista al que nos tiene acostumbrado el presidente García, no contento con la expedición del DS Nº 009-2009-ED de fecha 19/08/09 que ya está en plena operación y que violando normas vigentes resta la necesidad de obtener el Certificado de Inexistencia de Restos Arqueológicos (CIRA), como requisito previo para la intervención de los inversionistas o concesionarios, recientemente ha presentado al Congreso de la República, un proyecto de Ley en el que excluye al Instituto Nacional de Cultura (INC) la facultad – que ha sido suya desde su creación – determinar que bienes forman parte del patrimonio de la nación.Esta decisión, sin duda es atentatoria y una amenaza de lesa cultura, pues, el Perú es uno de los principales países del mundo con incalculables vestigios y monumentos arqueológicos, que al pasar a la interpretación y decisión normativa de nuestros honorables congresistas,en su gran mayoría legos en la materia, se estaría otorgando una especie de patente de corzo al saqueo y destrucción del bien patrimonial, en cambio el INC pese a sus limitaciones y altibajos cuenta con especialistas y expertos, tanto en el reconocimiento como la preservación de nuestra riqueza patrimonial nacional.
Zapatero a tus zapatos
En países que saben honrar su identidad y memoria histórica, exigen a los inversionistas respetar sus leyes, en muchos casos estos inversionistas colaboran en la puesta en valor de los monumentos histórico, pero en el Perú, pareciera que a contracorriente, se pretende lo contrario, es decir entregar a manos llenas a la voracidad de quienes vienen a saquear, y en adelante ya no tendrán que aguardar la luz verde del INC.Este proyecto de marras, marca un retroceso en esa labor de custodia de los bienes culturales que existen en todos los países civilizados. Hace tabla raza de las normas contenidas en el convenio cultural que el Perú ha suscrito con la UNESCO.Frente a esta amenaza, los arqueólogos más representativos del país, entre ellos quienes desempeñaron importantes cargos en la conducción y defensa de la cultura nacional, recientemente han emitido un pronunciamiento, puntualizando la siguiente precisión: Ni el Presidente de la República, ni el Congreso están por sí mismos, por muy alto que sean sus cargos, en capacidad de satisfacer esta función, porque es de rango técnico profesional y no político”. Con estas palabras se oponen al proyecto de Ley Nº 3464/2009-PE, que el Ejecutivo ha enviado al Congreso de la República, con el que se pretende quitarle al INC la facultad de declarar que bienes forman parte del patrimonio cultural del Perú.No debemos olvidar que la Constitución obliga al Estado a “Identificar, declarar, proteger y custodiar el patrimonio cultural, y si las condiciones lo demandan, le exige a intervenir en su conservación, restauración y recuperación”. Es decir, quien hoy nos habla constantemente del perro del hortelano, en realidad debería ser el primer guardián.
Decisiones gubernamentales sin planificación
¿Dónde encontrar el meollo de este atosigante embrollo? que a todas luces es atentatoria. Hay quienes afirman que en el Perú, en materia cultural, no existe ningún plan, ni política alguna. Todo gira al compás del ritmo de las improvisaciones y anuncios sensacionalistas que de cuando en cuando las circunstancias impelen al actual presidente.Frescas están las palabras del presidente García, pronunciadas en el mensaje de Fiestas Patrias del 2008, en las que entre las palmas batientes y las hurras delirantes de la bancada aprista, en el que anunció la creación del Ministerio de Cultura. Han transcurrido desde entonces 16 meses y absolutamente no se ha movido ni una paja, tampoco se ha promovido debate alguno para plantear los mecanismos pertinentes y compartir responsabilidades en la cristalización de este sorprendente anuncio, que al paso que va es muy posible que termine como una elucubración más de nuestro bien amado mandatario.
Arrebatos culturales que duermen en la incuria
Lo cierto es que, mientras no se diseñe una política coherente y sostenida en materia cultural que recoja y promueva, como diría José M. Arguedas, la savia vital de nuestra heredad milenaria, hablar de ministerios o confundir al pueblo lanzando una y mil promesas, sin planificación ni la mística de quienes gobiernan, como es el caso de Ica, que debido a la desidia demostrada a lo largo de estos últimos 20 años, en no haber gestionado el cumplimiento de la Ley 25041, promulgada el 14 de junio de 1989 en el primer gobierno del actual presidente, en la que se dispone la transferencia al INC-Ica, la antigua casona donde funcionó el “Colegio San José” para el establecimiento de la “Casa de la Ciencia y la Cultura Abraham Valdelomar” con la finalidad de recopilar, evaluar y monitorear el patrimonio científico, cultural, histórico, arqueológico y artístico, así como promover una permanente manifestación del arte y el folklore regional.Quiénes desempeñaron cargos de responsabilidad en los diferentes organismos gubernamentales, la mayoría de ellos de filiación aprista, no hicieron absolutamente nada por el cumplimiento de los alcances de esta importante y singular ley promovida por el recordado parlamentario iqueño, Fernando León de Vivero, y hoy esas buenas intenciones subyacen entre las calendas griegas. Claro, como la cultura no enriquece ni da que comer, salvo a los traficantes, todos arrojaron a la borda esta singular Ley, única en su género a nivel nacional, que de haberse convertido en realidad, sin duda, muy diferente hubiera sido el destino y la conducción de la cultura regional de Ica.
Entre latrocinios y afanes mercantilistas
Es más, en el caso del INC-Ica, además de haberlo convertido en una especie de agencia de retribución partidaria del oficialismo, quienes desempeñaron los cargos de director, sin ninguna experiencia en la custodia y protección del patrimonio y acervo cultural, poco o nada han hecho por preservar y fomentar el quehacer cultural, de cuyas resultas, se incurrieron no solo en lamentables deficiencias en el cabal desempeño de esta importante gestión administrativa, sino que se cometieron graves omisiones de función en la custodia y salvaguarda de los bienes patrimoniales, entre ellos el escandaloso robo de los mantos de la Cultura Paracas y una túnica de la cultura Wari, guardados en el Museo Regional de Ica, así como una condenable ausencia en la protección de diversos vestigios y zonas arqueológicas que fueron y siendo saqueadas por profanadores y huaqueadotes de tumbas, con el auspicio y la complicidad de una red de traficantes.Esta es la realidad acuciante del actual quehacer cultural en Ica, pero de ahí a que tengamos que compartir las oscuras intenciones de quienes desde el palacio de Pizarro, vienen alentando la restricción de las atribuciones del INC, con la finalidad de facilitar a quienes a toda costa quieren llenar sus arcas mercantilistas, dista mucho, por encima de todo siempre estaremos al lado de quienes defienden el invalorable legado cultural de este pueblo.No debemos olvidar. Un pueblo que no protege ni defiende su patrimonio cultural, es una sociedad insensible que no honra ni ama su memoria histórica. Es una sociedad vacía que padece de un inexplicable síndrome de autodestrucción.
En el loco afán de allanar el camino neoliberalista al que nos tiene acostumbrado el presidente García, no contento con la expedición del DS Nº 009-2009-ED de fecha 19/08/09 que ya está en plena operación y que violando normas vigentes resta la necesidad de obtener el Certificado de Inexistencia de Restos Arqueológicos (CIRA), como requisito previo para la intervención de los inversionistas o concesionarios, recientemente ha presentado al Congreso de la República, un proyecto de Ley en el que excluye al Instituto Nacional de Cultura (INC) la facultad – que ha sido suya desde su creación – determinar que bienes forman parte del patrimonio de la nación.Esta decisión, sin duda es atentatoria y una amenaza de lesa cultura, pues, el Perú es uno de los principales países del mundo con incalculables vestigios y monumentos arqueológicos, que al pasar a la interpretación y decisión normativa de nuestros honorables congresistas,en su gran mayoría legos en la materia, se estaría otorgando una especie de patente de corzo al saqueo y destrucción del bien patrimonial, en cambio el INC pese a sus limitaciones y altibajos cuenta con especialistas y expertos, tanto en el reconocimiento como la preservación de nuestra riqueza patrimonial nacional.
Zapatero a tus zapatos
En países que saben honrar su identidad y memoria histórica, exigen a los inversionistas respetar sus leyes, en muchos casos estos inversionistas colaboran en la puesta en valor de los monumentos histórico, pero en el Perú, pareciera que a contracorriente, se pretende lo contrario, es decir entregar a manos llenas a la voracidad de quienes vienen a saquear, y en adelante ya no tendrán que aguardar la luz verde del INC.Este proyecto de marras, marca un retroceso en esa labor de custodia de los bienes culturales que existen en todos los países civilizados. Hace tabla raza de las normas contenidas en el convenio cultural que el Perú ha suscrito con la UNESCO.Frente a esta amenaza, los arqueólogos más representativos del país, entre ellos quienes desempeñaron importantes cargos en la conducción y defensa de la cultura nacional, recientemente han emitido un pronunciamiento, puntualizando la siguiente precisión: Ni el Presidente de la República, ni el Congreso están por sí mismos, por muy alto que sean sus cargos, en capacidad de satisfacer esta función, porque es de rango técnico profesional y no político”. Con estas palabras se oponen al proyecto de Ley Nº 3464/2009-PE, que el Ejecutivo ha enviado al Congreso de la República, con el que se pretende quitarle al INC la facultad de declarar que bienes forman parte del patrimonio cultural del Perú.No debemos olvidar que la Constitución obliga al Estado a “Identificar, declarar, proteger y custodiar el patrimonio cultural, y si las condiciones lo demandan, le exige a intervenir en su conservación, restauración y recuperación”. Es decir, quien hoy nos habla constantemente del perro del hortelano, en realidad debería ser el primer guardián.
Decisiones gubernamentales sin planificación
¿Dónde encontrar el meollo de este atosigante embrollo? que a todas luces es atentatoria. Hay quienes afirman que en el Perú, en materia cultural, no existe ningún plan, ni política alguna. Todo gira al compás del ritmo de las improvisaciones y anuncios sensacionalistas que de cuando en cuando las circunstancias impelen al actual presidente.Frescas están las palabras del presidente García, pronunciadas en el mensaje de Fiestas Patrias del 2008, en las que entre las palmas batientes y las hurras delirantes de la bancada aprista, en el que anunció la creación del Ministerio de Cultura. Han transcurrido desde entonces 16 meses y absolutamente no se ha movido ni una paja, tampoco se ha promovido debate alguno para plantear los mecanismos pertinentes y compartir responsabilidades en la cristalización de este sorprendente anuncio, que al paso que va es muy posible que termine como una elucubración más de nuestro bien amado mandatario.
Arrebatos culturales que duermen en la incuria
Lo cierto es que, mientras no se diseñe una política coherente y sostenida en materia cultural que recoja y promueva, como diría José M. Arguedas, la savia vital de nuestra heredad milenaria, hablar de ministerios o confundir al pueblo lanzando una y mil promesas, sin planificación ni la mística de quienes gobiernan, como es el caso de Ica, que debido a la desidia demostrada a lo largo de estos últimos 20 años, en no haber gestionado el cumplimiento de la Ley 25041, promulgada el 14 de junio de 1989 en el primer gobierno del actual presidente, en la que se dispone la transferencia al INC-Ica, la antigua casona donde funcionó el “Colegio San José” para el establecimiento de la “Casa de la Ciencia y la Cultura Abraham Valdelomar” con la finalidad de recopilar, evaluar y monitorear el patrimonio científico, cultural, histórico, arqueológico y artístico, así como promover una permanente manifestación del arte y el folklore regional.Quiénes desempeñaron cargos de responsabilidad en los diferentes organismos gubernamentales, la mayoría de ellos de filiación aprista, no hicieron absolutamente nada por el cumplimiento de los alcances de esta importante y singular ley promovida por el recordado parlamentario iqueño, Fernando León de Vivero, y hoy esas buenas intenciones subyacen entre las calendas griegas. Claro, como la cultura no enriquece ni da que comer, salvo a los traficantes, todos arrojaron a la borda esta singular Ley, única en su género a nivel nacional, que de haberse convertido en realidad, sin duda, muy diferente hubiera sido el destino y la conducción de la cultura regional de Ica.
Entre latrocinios y afanes mercantilistas
Es más, en el caso del INC-Ica, además de haberlo convertido en una especie de agencia de retribución partidaria del oficialismo, quienes desempeñaron los cargos de director, sin ninguna experiencia en la custodia y protección del patrimonio y acervo cultural, poco o nada han hecho por preservar y fomentar el quehacer cultural, de cuyas resultas, se incurrieron no solo en lamentables deficiencias en el cabal desempeño de esta importante gestión administrativa, sino que se cometieron graves omisiones de función en la custodia y salvaguarda de los bienes patrimoniales, entre ellos el escandaloso robo de los mantos de la Cultura Paracas y una túnica de la cultura Wari, guardados en el Museo Regional de Ica, así como una condenable ausencia en la protección de diversos vestigios y zonas arqueológicas que fueron y siendo saqueadas por profanadores y huaqueadotes de tumbas, con el auspicio y la complicidad de una red de traficantes.Esta es la realidad acuciante del actual quehacer cultural en Ica, pero de ahí a que tengamos que compartir las oscuras intenciones de quienes desde el palacio de Pizarro, vienen alentando la restricción de las atribuciones del INC, con la finalidad de facilitar a quienes a toda costa quieren llenar sus arcas mercantilistas, dista mucho, por encima de todo siempre estaremos al lado de quienes defienden el invalorable legado cultural de este pueblo.No debemos olvidar. Un pueblo que no protege ni defiende su patrimonio cultural, es una sociedad insensible que no honra ni ama su memoria histórica. Es una sociedad vacía que padece de un inexplicable síndrome de autodestrucción.